Se ha medido un alto porcentaje de estrellas formando parte de sistemas
dobles, triples y también múltiples; un grupo ya mencionado es "Alfa Centauro" (sistema triple), el más cercano al Sol. Otro ejemplo es la estrella Sirio: la
estrella más brillante del cielo terrestre también se trata de un sistema
estelar, en este caso doble. Observada en varias ocasiones por nosotros, en el espacio de
observatorio astronómico.
Se han catalogado unas 40.000 estrellas dobles y aún se siguen encontrando
más a medida que se perfeccionan los instrumentos de observación.
Las estrellas que forman un sistema estelar están vinculadas físicamente a
través de los efectos de su gravitación mutua. La componente más pequeña de un
sistema doble describe una órbita alrededor de la componente de mayor tamaño,
tal como la Tierra gira alrededor del Sol; generalmente, la estrella más grande
es también la más luminosa de ambas. Se han observado también sistemas dobles
donde se verifica un intercambio de materia entre las dos componentes: una de
las estrellas pierde materia y la otra, en cambio, la va ganando a expensas de
la primera. En algunos de estos sistemas, una de las estrellas es relativamente
normal y la otra parece ser de dimensiones tan pequeñas, que su diámetro no
excede unos pocos kilómetros: quizás se trataría de un agujero negro.
Es interesante mencionar que si en el sistema solar, el planeta Júpiter
hubiera tenido mayor masa durante su formación como planeta, tal vez hubiera
sido una estrella y entonces, junto con el Sol, habrían formado un sistema
estelar doble.
Los cúmulos:
Analizando la distribución de estrellas en
el espacio se encuentra que la misma no es uniforme; inclusive a simple vista
se puede observar que en ciertas regiones del cielo hay más estrellas que en
otras. En promedio, los astrónomos han estimado la presencia de una estrella
por cada cubo de 10.000.000.000.000 km (diez billones de km) de lado. Sin
embargo, en ciertas regiones del espacio se producen grandes acumulaciones
denominadas cúmulos estelares. De acuerdo a su aspecto los cúmulos estelares se han clasificado en dos
grupos principales: los globulares y los abiertos.
Los cúmulos globulares deben su nombre a
la forma de globo que presentan telescópicamente. Se trata de aglomeraciones de
cientos de miles de estrellas, en un volumen bastante reducido: algunas decenas
de años luz. Considerando un cubo como el citado anteriormente, en un cúmulo
globular se pueden contar hasta 100 estrellas dentro del mismo.
A ojo desnudo, los cúmulos globulares aparentan ser simples estrellas, pero
con el telescopio se perciben como débiles manchas. Con un telescopio de mayor
potencia se puede comprobar en ese sitio la presencia de un extraordinario
número de estrellas. Se considera a los cúmulos globulares entre los cuerpos
celestes más antiguos que se conocen. Sus edades son del orden de los 10 mil
millones de años, o quizás más.
Por su parte, los cúmulos abiertos, no cuentan con un
número tan elevado de estrellas. Generalmente no hay más de 100 estrellas en un
cubo, ahora de unos 100.000.000.000.000 km (cien billones de km). Uno de los
más conocidos es el cúmulo de Pléyades, visible a simple vista en el verano del
hemisferio sur como un grupo de 5 o 7 o más estrellas; también se lo conoce
como las "siete cabritas". (Observado a comienzo de año en el espacio
de observatorio, cercano a la estudiada constelación de Orión).
Con un telescopio se pueden ver algo más
de 100 estrellas.
No obstante el cúmulo abierto más cercano a nosotros es Híades, también
visible a simple vista, pero no tan llamativo como Pléyades; se encuentra a
60.000.000.000.000 km (sesenta billones de km) de distancia. Los cúmulos
abiertos presentan un rango de edades bastante grande: algunos son muy jóvenes
(unos pocos millones de años) y otro son relativamente viejos (miles de
millones de años).