LA TIERRA
Al inicio de su existencia, la Tierra estaba llena de rocas fundidas por la alta temperatura y gases tóxicos. Con el paso del tiempo su superficie se ha enfriado, las montañas se han formado y erosionado. Y surgió la vida. A partir de los indicios proporcionados por las rocas más antiguas, los magmas más profundos e, incluso, por los cráteres que cubren la superficie de la Luna, los científicos han descubierto cómo era la Tierra en sus primeros tiempos.
Todo comenzó hace 4600 millones de años, cuando alrededor del Sol se arremolinaban partículas de roca y hielo que chocaban y se fusionaban. Estas violentas colisiones múltiples crearon planetas, incluida la joven Tierra. En medio de esta conmoción, un cuerpo celeste, del tamaño de Marte, golpeó nuestro planeta con la energía de billones de bombas atómicas, suficiente para disolverlo por completo. La mayor parte del cuerpo que se impactó fue “tragada” por el océano de magma creado por el mismo golpe. Pero la colisión también puso en órbita trozos de roca vaporizada, los cuales rápidamente se unieron y formaron una esfera. Desde entonces, la historia de la Tierra se ha desarrollado bajo la resplandeciente mirada de su satélite.
Luego del nacimiento de la Luna, la superficie de la Tierra comenzó a enfriarse. No obstante, el planeta siguió “sin dar señales de vida” durante los 700 millones de años, un periodo al que se le conoce como hadeano, en referencia al inframundo griego (Hades). Islotes de roca sólida flotaban a la deriva en el “océano de magma”. Los gases emanaban de la roca conforme esta se enfriaba, y envolvían al planeta en una atmósfera “ardiente” y sin oxígeno. Al ir descendiendo la temperatura, el vapor se condensó en lluvia que fue llenando las cuencas oceánicas. Es probable que la existencia de estos primeros océanos haya sido muy corta, puesto que los escombros espaciales, producto del nacimiento de los planetas, bombardearon la Tierra durante el periodo hadeano. Los impactos de mayor intensidad quizá hayan tenido temperatura suficiente para evaporar los océanos y hacer que el proceso de enfriamiento y condensación comenzara una vez más.
Los constantes impactos disminuyeron hace aproximadamente 3800 millones de años, gracias a lo cual el agua líquida pudo permanecer más tiempo en la superficie. En ese periodo, quizá en los océanos, las inertes reacciones químicas cruzaron un umbral. La complejidad aumentaba, y comenzaron a producir moléculas que tuvieron la capacidad de reproducirse y de evolucionar. Un camino que continua hasta nuestros días, el de la complejidad. La vida empezaba el camino que condujó, hace unos 3500 millones de años, a la aparición de una cianobacteria unicelular verde azulada que “floreció” en las regiones soleadas de los océanos. Estos organismos microscópicos, en cantidades impresionantes, cambiaron por completo el planeta. Capturaron energía del Sol para convertirla en nutriente y, como producto de la degradación, liberaron oxígeno. Poco a poco la atmósfera se tornó en aire respirable, haciendo posible la diversidad de formas de vida, cada vez más complejas.
Aquellos procesos que transformaron el infernal paisaje de nuestro planeta en un mundo habitable aún pueden verse hoy en día. El calor primordial que quedó de la formación del planeta todavía aflora en erupciones volcánicas. En los ambientes más inhóspitos del planeta, las cianobacterias reinan hoy como lo han hecho por miles de millones de años. Y cada vez que una planta crece donde antes había lava, la victoria de la vida sobre la roca inerte se reafirma.
En la actualidad podemos encontrar lugares donde podemos apreciar escenas de la Tierra primigenia.
Por ejemplo, se desarrollan en las orillas del cráter volcánico de Pu´u ´O´o, en Hawai. La lava expulsada por los conos de salpicadura ha llenado el fondo del cráter y se ha enfriado transformándose en una fracturada corteza gris. Una y otra vez, en sus comienzos, la superficie de la Tierra se enfrió y se endureció para nuevamente derretirse, tras un gran impacto proveniente del espacio.
Los géisers en Nevada, Estados unidos de América, arrojan chorros de dos metros de agua hirviendo. Las cianobacterias, los primeros organismos en producir oxígeno, dejan marcas verde azuladas en los costados del montículo, un entorno húmedo y rico en minerales que podría asemejarse a las condiciones donde surgió la vida.
Los estromatolitos, tanto fósiles como vivos, atestan la Bahía de Shark, en Australia Occidental. Estos depósitos se forman donde las colonias de microorganismos productores de oxígeno capturan minerales y sedimento del agua marina. Los antiguos estromatolitos ayudaron a crear una atmósfera respirable.
Plantas de la especie Psilotum nudum, de pocos centímetros de altura, se abren camino en lava apenas enfriada del Parque Nacional de los Volcanes de Hawai. Sin hojas ni raíces, es posible que se parezca a las primeras plantas que prosperaron en tierra firme, hace casi 500 millones de años.(BREVE HISTORIA - PRIMERA PARTE)