El 30 de junio de 1908 un meteorito cayó en Siberia, cerca del río Podkámennaya Tunguska. Produjo una deflagración de una potencia 185 veces superior a la bomba atómica de Hiroshima. Desde cientos de kilómetros a la redonda se pudo ver una inmensa columna de humo semejante al hongo que se forma tras una explosión atómica.
Los científicos determinaron que aquel objeto cósmico debió tener unos 80 metros de diámetro. Un tamaño parecido al asteroide 2012 DA14, que pasó, a unos 27.000 kilómetros de distancia de la Tierra. Desde que comenzaron las observaciones de cuerpos celestes, nunca antes se había registrado una proximidad tan grande.